Autor: Alfredo Enrione – Director del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad

En el directorio de una empresa estatal, mientras el presidente exige mejores resultados financieros, el ministro del ramo insiste en tarifas sociales y el sindicato demanda más empleos. Todos tienen razón, y ese es precisamente el problema.

Bienvenidos al mundo esquizofrénico de la empresa pública.

La paradoja fundamental

Como Dr. Jekyll y Mr. Hyde, las empresas estatales viven una doble vida: deben ser rentables como privadas pero cumplir objetivos sociales como agencias públicas. Se les pide eficiencia de mercado con lógica de ministerio.

El costo de la ambigüedad

Esta dualidad tiene consecuencias reales:

  • Decisiones paralizadas entre objetivos contradictorios
  • Incentivos confusos para ejecutivos y trabajadores
  • Métricas de éxito ambiguas o imposibles
  • Pérdida de foco estratégico
  • Deterioro progresivo de la gestión

La ilusión de servir dos amos

No es que sea imposible balancear rentabilidad y rol social. El problema es pretender que no existe tensión entre ellos. Esta negación lleva a:

  • Subsidios cruzados poco transparentes
  • Decisiones inconsistentes
  • Responsabilidades diluidas
  • Ineficiencias crónicas

El arte del balance posible

El primer paso es la honestidad: reconocer que existen trade-offs inevitables entre objetivos comerciales y sociales. A partir de ahí:

Separar claramente las funciones

  • Identificar qué es comercial y qué es social
  • Establecer métricas diferenciadas
  • Asignar recursos específicos a cada objetivo

Transparentar los costos

  • Cuantificar el valor del rol social
  • Hacer explícitos los subsidios
  • Medir el impacto en rentabilidad

Gobernar la tensión

  • Criterios claros de priorización
  • Procesos explícitos de trade-off
  • Accountability por cada dimensión

Para reflexionar en el directorio:

  1. ¿Tenemos claridad real sobre nuestros objetivos múltiples?
  2. ¿Cómo medimos éxito en cada dimensión?
  3. ¿Nuestras decisiones reflejan un balance consciente o improvisación?
  4. ¿La organización entiende y gestiona estas tensiones?