Autor: Alfredo Enrione – Director del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad

Introducción

Cuando se menciona la idea de tener directores menores de 40 años en grandes empresas, la reacción inmediata es de escepticismo, si no de un abierto rechazo. La sabiduría convencional dicta que un director debe tener décadas de experiencia ejecutiva, cicatrices de batalla y el peso de los años. Esta visión, aunque comprensible, podría estar poniendo en riesgo la capacidad de nuestras empresas para navegar el futuro.

El mito de la experiencia tradicional

La edad promedio en los directorios latinoamericanos ronda los 62 años. Esto significa que la mayoría de quienes toman decisiones estratégicas sobre el futuro de nuestras empresas formaron sus paradigmas empresariales en un mundo radicalmente diferente. Un mundo donde Internet era una novedad, las redes sociales no existían, y la sostenibilidad era un tema marginal.

Esta brecha generacional no sería problemática si el ritmo del cambio fuera lineal. Sin embargo, vivimos en una era de cambio exponencial donde los modelos mentales del pasado pueden ser más un lastre que un activo. La experiencia, tradicionalmente nuestro faro en la toma de decisiones, puede convertirse en una trampa cuando los patrones del pasado ya no predicen el futuro.

La paradoja de la experiencia en la era digital

Consideremos una realidad incómoda: un ejecutivo de 60 años que ha dedicado tres décadas a perfeccionar su expertise en retail tradicional puede tener menos intuición sobre el futuro del comercio que un emprendedor de 35 que ha construido y quebrado tres startups digitales en el retail. La experiencia relevante ya no se mide en años sino en ciclos de transformación atravesados.

Los millennials no solo son nativos digitales; son la primera generación que ha experimentado en carne propia la destrucción creativa de industrias enteras. Han visto el nacimiento y muerte de modelos de negocio en tiempo real. Han sido tanto consumidores como creadores en la economía digital. Esta experiencia vital, aunque diferente de la tradicional, es tremendamente valiosa para los directorios modernos.

El valor diferencial del director millennial

La contribución de un director millennial va mucho más allá de «entender la tecnología». Se trata de una mentalidad fundamentalmente diferente sobre el propósito empresarial, la creación de valor y la relación con stakeholders.

Los millennials han crecido en un mundo donde la transparencia es la norma, no la excepción. Donde la sostenibilidad no es una opción, sino un imperativo. Donde la innovación no es un departamento, sino un modo de supervivencia. Esta perspectiva es invaluable en un directorio que debe navegar la transformación digital, la crisis climática y el cambio generacional simultáneamente.

Casos que desafían el paradigma

Netflix revolucionó su industria cuando incorporó a su directorio a Anne Mather, entonces de 37 años, quien aportó una visión fresca sobre el consumo digital de contenidos. Spotify mantiene uno de los directorios más jóvenes de la industria tecnológica, con una edad promedio significativamente menor que sus competidores tradicionales. No es coincidencia que estas empresas estén a la vanguardia de la innovación en sus sectores.

En Latinoamérica, Mercado Libre demostró que la juventud no está reñida con la creación de valor cuando Marcos Galperin asumió como CEO y director a los 28 años. Hoy, la compañía es un ejemplo de cómo la mentalidad millennial puede transformar industrias enteras.

Los desafíos reales

La incorporación de directores millennials no está exenta de retos. El más obvio es la inexperiencia (que tiene una parte de realidad y una de «percepción» entre sus potenciales pares), pero no es el único ni el mas complejo. También es preciso considerar:

La gestión (y su cuidadosa calibración) de dinámicas intergeneracionales en el directorio . Un director millennial debe encontrar el balance entre aportar una perspectiva fresca y respetar la sabiduría acumulada de sus colegas más experimentados.

La tentación de encasillar al director joven como «el experto digital» también puede limitar su contribución más amplia a la estrategia y gobierno de la empresa. Es crucial que se les permita y se espere que contribuyan en todas las dimensiones del análisis y toma de decisiones.

Un nuevo modelo de integración

La incorporación exitosa de directores millennials requiere un replanteamiento del modelo tradicional de directorio. Esto implica:

  • Una redefinición de la experiencia relevante, valorando la profundidad y relevancia de la experiencia por sobre su duración temporal.
  • Un proceso de integración que reconozca y aproveche las diferentes perspectivas generacionales, creando espacios para el aprendizaje mutuo.
  • Una estructura de gobierno que permita la participación significativa en decisiones estratégicas, no solo en comités «juveniles» o tecnológicos.

El futuro del directorio

El directorio del futuro será necesariamente multigeneracional. No por una cuota o por imagen, sino porque la complejidad de los desafíos actuales requiere la convergencia de diferentes perspectivas temporales, tecnológicas y culturales.

Los directorios que logren integrar efectivamente el talento millennial estarán mejor equipados para:

  • Anticipar disrupciones tecnológicas
  • Conectar con nuevas generaciones de consumidores
  • Atraer y retener talento joven
  • Innovar en modelos de negocio
  • Navegar la transformación digital

Para reflexionar

La pregunta mas relevante no es si los millennials están listos para ser directores. La pregunta es si nuestros directorios están listos para evolucionar y aprovechar el potencial de la perspectiva millennial. Algunas preguntas críticas para el directorio:

  • ¿Cómo se compara la edad promedio de nuestro directorio con la de nuestros clientes objetivos?
  • ¿Estamos perdiendo oportunidades estratégicas por falta de perspectiva generacional?
  • ¿Cuántos de nuestros directores han experimentado personalmente la transformación digital como nativos, no como adaptados?
  • ¿Qué señales del futuro podríamos estar perdiendo por tener una visión generacionalmente homogénea?

La potencial incorporación de directores millennials no debe ser vista como una concesión a la modernidad, sino como una forma de satisfacer la necesidad estratégica de la empresa para entender y adaptarse a un entorno que cambia a toda marcha. El desafío está en cómo hacerlo bien.

Referencias

  • Spencer Stuart Board Index 2023
  • McKinsey Global Institute, «The Future of Boards»
  • Harvard Business Review, «Why Boards Need More Millennials»