Autor: Alfredo Enrione – Director del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad
Desde la publicación de mi libro “Directorios en Acción”, he recibido una inquietud recurrente de varios CEOs: ¿Estoy promoviendo inadvertidamente que los directorios invadan el espacio ejecutivo? Esta preocupación merece una reflexión directa.
“Activo” no significa “invasivo”
Un directorio efectivo no es aquel que microgestiona o asume roles propios de la administración. Es uno que cumple a cabalidad sus propias responsabilidades, fundamentalmente distintas a las del equipo ejecutivo.
La diferencia entre el directorio y la administración no es simplemente una cuestión de horizontes temporales, aunque este aspecto sea relevante. Se trata de una distinción más profunda y cualitativa sobre la naturaleza de sus responsabilidades.
El directorio no tiene la obligación de “hacer” directamente, sino de asegurarse que “se hagan” las cosas necesarias para la sostenibilidad y éxito de la empresa. Su responsabilidad es de supervisión, orientación y aseguramiento, no de ejecución.
Como explico en el libro, mientras la administración implementa y opera, el directorio establece el marco, evalúa y legitima. Son roles complementarios pero cualitativamente distintos: uno ejecuta, el otro gobierna.
Involucrado sin interferir
Para cumplir su función de gobierno sin invadir la gestión, el directorio debe centrarse en:
- Dirigir al que dirige: No se trata de dirigir la empresa, sino de seleccionar, orientar, evaluar y, cuando sea necesario, reemplazar a quien la dirige. El directorio asegura que existe liderazgo ejecutivo capaz, pero no lo sustituye.
- Legitimar la estrategia: El directorio debe cuestionar, enriquecer y finalmente aprobar la estrategia, pero sin pretender diseñarla en reemplazo del equipo ejecutivo. Su rol es plantear las preguntas fundamentales que aseguren que la estrategia responde a los desafíos críticos de la empresa.
- Establecer el marco de actuación: Definir las políticas, límites éticos y apetito de riesgo dentro de los cuales la administración debe operar. Esto brinda claridad a los ejecutivos sobre su campo de acción sin tener que consultar cada decisión.
- Preservar y fortalecer los activos críticos: Asegurar que la empresa proteja y desarrolle sus activos fundamentales, muchos de ellos intangibles: reputación, cultura, talento, capacidad de innovación, relaciones con stakeholders.
Cuando se cruza la línea
Un directorio que interfiere en la gestión no solo duplica esfuerzos, sino que diluye responsabilidades y genera disfunciones. Algunas señales de alerta:
- Toma decisiones operativas que la administración está facultada para tomar
- Solicita información excesivamente detallada sobre temas operativos
- Busca el contacto directo con niveles ejecutivos sin pasar por el gerente general
- Desautoriza al gerente general en asuntos de su competencia
- Cambia frecuentemente de opinión sobre expectativas y prioridades
El balance adecuado
Un directorio efectivo es como un sistema de navegación que marca el rumbo, señala los peligros y verifica que el barco avance hacia su destino, pero confía en el capitán para maniobrar la nave. No intenta tomar el timón cada vez que hay turbulencia.
Lo que propongo en “Directorios en Acción” no es un directorio que asuma funciones ejecutivas, sino uno que cumpla sus propias responsabilidades con rigor, deliberación profunda y sistematicidad. Un directorio que:
- Formula las preguntas correctas más que imponer respuestas preestablecidas
- Brinda perspectivas complementarias a la visión de la administración
- Exige rendición de cuentas sin microgestionar
- Establece expectativas claras y evalúa su cumplimiento
- Actúa como recurso estratégico para el gerente general, no como su supervisor inmediato
La claridad como herramienta principal
La clave para este equilibrio es la claridad. Directorio y administración deben tener un entendimiento explícito y compartido sobre:
- Qué decisiones requieren aprobación del directorio y cuáles no
- Qué información recibirá el directorio, con qué frecuencia y en qué formato
- Cómo se evaluará el desempeño del gerente general
- Cómo se gestionarán los desacuerdos cuando surjan
Cuando las “reglas de juego” son claras, ambas partes pueden ejercer sus roles con confianza y efectividad.
En definitiva, un directorio en acción no es uno que hace el trabajo de la administración, sino uno que cumple su propio trabajo con excelencia, permitiendo que la administración haga lo mismo con el suyo.
P.D. Y usted, ¿ha encontrado el punto óptimo entre un directorio involucrado y uno intrusivo?