Autor: Alfredo Enrione – Director del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad

Introducción

En el competitivo mundo empresarial actual, los programas de formación para directores de empresa se han multiplicado, prometiendo ser la llave maestra para acceder a codiciados puestos en los directorios . Estos programas atraen a ambiciosos ejecutivos y profesionales que sueñan con alcanzar las cimas del gobierno corporativo. Sin embargo, ¿qué hay de cierto en las promesas de estos cursos? ¿Son realmente el pasaporte seguro hacia una carrera en los directorios o existe una brecha entre las expectativas y la realidad? Este artículo se propone desvelar los mitos más comunes y contrastarlos con la realidad del proceso de selección y nombramiento de directores corporativos.

Mitos sobre los programas de formación de directores

Mito 1: «El programa es un pasaporte cuasi-garantizado al directorio»

Muchos participantes se inscriben en estos programas creyendo que automáticamente les abrirán las puertas de los directorios corporativos.

Mito 2: «La formación es el factor decisivo en la selección de directores»

Existe la creencia de que completar un programa de prestigio es el criterio principal para ser considerado como candidato a director.

Mito 3: «Estos programas compensan la falta de experiencia ejecutiva»

Algunos piensan que la formación puede sustituir años de experiencia en cargos de alta dirección.

Mito 4: «Hacer el programa me pondrá en el radar de los headhunters»

Hay quienes creen que el mero hecho de participar en estos programas les hará visibles para los cazatalentos especializados en directorios.

Mito 5: «El networking del programa asegura oportunidades en directorios»

Se sobreestima el poder de las conexiones hechas durante el programa para conseguir nombramientos directos.

La realidad de los programas de formación y la selección de directores

Realidad 1: El valor intrínseco de la formación

Los programas de formación para directores ofrecen beneficios innegables:

  • Actualizan conocimientos en áreas críticas como gobierno corporativo, finanzas y gestión de riesgos.
  • Desarrollan habilidades de pensamiento crítico y toma de decisiones.
  • Proporcionan un espacio para el intercambio de experiencias con pares.
  • Ofrecen una comprensión profunda del funcionamiento de los directorios.
  • Si los programas son presenciales y selectivos, pueden contribuir a enriquecer la red de pares en el ámbito empresarial

Sin embargo, estos beneficios no se traducen automáticamente en nombramientos directivos.

Realidad 2: Los criterios reales de selección

La evidencia empírica muestra que los factores determinantes en la selección de directores son:

  • Experiencia probada en cargos de alta dirección.
  • Prestigio y reputación en la industria.
  • Conocimientos especializados en áreas críticas para el negocio.
  • Redes empresariales sólidas y capacidad de influencia.
  • Habilidades políticas y de navegación en entornos complejos.

La formación puede complementar estos factores, pero no sustituirlos.

Realidad 3: El papel de la trayectoria profesional

La selección para directorios se basa principalmente en la carrera construida a lo largo de los años. Los programas de formación pueden potenciar perfiles ya destacados, pero difícilmente compensarán una falta de experiencia o visibilidad en la industria.

Realidad 4: La visibilidad y el reconocimiento

Estar en el radar para posiciones directivas es resultado de una combinación de logros profesionales, liderazgo demostrado y reconocimiento en la industria. Los programas de formación pueden aumentar la visibilidad, pero no garantizan el reconocimiento necesario.

Realidad 5: El networking como herramienta, no como fin

Las conexiones establecidas durante los programas son valiosas, pero su impacto en nombramientos directivos es limitado. El networking efectivo para roles directivos se construye a lo largo de toda la carrera profesional.

Conclusión

Los programas de formación para directores tienen un valor innegable en términos de desarrollo profesional y personal. Ofrecen conocimientos actualizados, herramientas de análisis y oportunidades de networking que pueden enriquecer significativamente la carrera de un ejecutivo. Sin embargo, es crucial desmitificar la idea de que estos programas son un atajo o casi una garantía para acceder a posiciones en directorios .

La realidad es que la selección de directores sigue basándose principalmente en la experiencia comprobada, el prestigio personal y las habilidades demostradas a lo largo de una carrera exitosa. Los programas de formación deben verse como un complemento valioso para quienes ya están en la trayectoria hacia roles directivos, o como una herramienta de perfeccionamiento para directores en ejercicio.

Para aquellos que aspiran a roles en directorios, el consejo es claro: construyan una carrera sólida, ganen visibilidad en su industria y consideren los programas de formación como una pieza más en su desarrollo profesional, no como el boleto dorado hacia la cima corporativa. La combinación de una trayectoria destacada con formación especializada puede ser poderosa, pero es la trayectoria la que abre las puertas, y la formación la que ayuda a atravesarlas con confianza.