Autor: Alfredo Enrione – Director del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad
En la vorágine de datos, informes trimestrales, métricas de desempeño y exigencias regulatorias, existe un riesgo silencioso que acecha a los directorios latinoamericanos: la desconexión progresiva del propósito fundamental que da sentido a la existencia de la organización.
La amnesia del propósito
Sin una intervención consciente, los directorios tienden a deslizarse hacia un estado donde las decisiones se evalúan exclusivamente por criterios técnicos, financieros o legales, olvidando preguntarse: ¿Cómo contribuye esto al propósito que nos define?
Esta amnesia no es trivial. La investigación muestra que las organizaciones con fuerte conexión a su propósito superan consistentemente a sus pares en rentabilidad, resiliencia y capacidad de atraer talento. En el contexto latinoamericano, donde muchas empresas nacieron con propósitos vinculados al desarrollo regional o a transformaciones sociales, esta desconexión puede ser particularmente costosa.
La presidencia como ancla propositiva
La presidencia del directorio tiene una responsabilidad distintiva: ser el guardián del propósito, asegurando que todas las deliberaciones, desde las más estratégicas hasta las aparentemente operativas, mantengan visible la razón de ser de la organización.
Este rol implica tres funciones esenciales:
- Traductor de propósito: Convertir la declaración abstracta en preguntas concretas que guíen cada decisión
- Custodio de congruencia: Verificar que las acciones aprobadas estén alineadas con el propósito declarado
- Actualizador del significado: Facilitar la evolución del propósito sin perder su esencia, adaptándolo a nuevas realidades
Mecanismos prácticos
¿Cómo ejercer efectivamente este rol de guardián? Algunos mecanismos probados incluyen:
- El momento propositivo: Reservar un espacio en cada reunión para reflexionar explícitamente sobre la conexión entre las decisiones tomadas y el propósito
- La pregunta orientadora: Desarrollar una o dos preguntas específicas que el presidente formula consistentemente antes de decisiones importantes
- El ejercicio de desviación: Examinar periódicamente la distancia entre las acciones reales y el propósito declarado, identificando correcciones necesarias
- La narrativa viva: Mantener presente el propósito a través de historias concretas de su manifestación, no solo mediante declaraciones abstractas
La dimensión latinoamericana
En nuestra región, donde las empresas frecuentemente tienen raíces profundas en comunidades específicas y tradiciones familiares, el propósito tiene dimensiones únicas:
- El legado transgeneracional en empresas familiares
- La contribución al desarrollo de países aún en consolidación
- La responsabilidad histórica hacia comunidades locales
- La adaptación de propósitos originales a realidades globalizadas
Preguntas para la reflexión
- ¿Cuándo fue la última vez que su directorio discutió explícitamente el propósito organizacional?
- ¿Qué decisiones recientes podrían haber sido diferentes con una conexión más consciente al propósito?
- ¿Existe un lenguaje compartido en su directorio para hablar del propósito, o cada director lo interpreta a su manera?
P.D. Como presidente, su capacidad para mantener vivo y operativo el propósito organizacional no es un ejercicio filosófico abstracto, sino quizás la contribución más duradera que puede hacer a la organización que sirve. En un mundo de presiones cortoplacistas, ser el guardián del “para qué” es un acto de liderazgo trascendente.