Autor: Alfredo Enrione – Director del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad
En el corazón de Santiago, se reúne el directorio de una fundación educativa. Después de dos horas de sesión, han revisado minuciosamente el presupuesto trimestral, aprobado la contratación de un nuevo contador y verificado el cumplimiento de obligaciones tributarias. Todo en orden. Sin embargo, nadie ha mencionado a los estudiantes beneficiarios ni evaluado si la misión educativa está realmente transformando vidas.
Esta escena, tristemente común, ilustra la principal disyuntiva en el gobierno de organizaciones sin fines de lucro (OSFL): directorios que meramente administran recursos versus aquellos que verdaderamente crean valor social.
Los Administradores de Recursos: El Mínimo Indispensable
El directorio “administrador” se caracteriza por:
- Enfocarse principalmente en la supervisión financiera y el cumplimiento normativo
- Reunirse reactivamente ante problemas, sin un calendario estratégico definido
- Dedicar la mayor parte del tiempo a revisar el pasado en lugar de proyectar el futuro
- Mantener una relación distante con beneficiarios y operaciones en terreno
- Aprobar propuestas del equipo ejecutivo sin cuestionamiento profundo
Según estudios recientes, dos tercios de los directorios de OSFL latinoamericanas operan bajo este modelo básico. Cumplen una función de vigilancia necesaria, pero insuficiente para maximizar el impacto social.
Los Creadores de Valor: El Modelo Transformacional
En contraste, el directorio “creador de valor” se distingue por:
- Establecer métricas claras de impacto social alineadas con la misión
- Destinar al menos 40% del tiempo de las sesiones a discusiones estratégicas
- Mantener contacto directo y periódico con beneficiarios y operaciones
- Cuestionar constructivamente las propuestas del equipo ejecutivo
- Aportar activamente conocimientos, contactos y recursos que amplían el impacto
Organizaciones como Techo, Coanil o Fundación Teletón han demostrado que un directorio activamente involucrado en la creación de valor social puede multiplicar exponencialmente el impacto de los recursos disponibles.
La transformación necesaria
El desafío para las OSFL no es simplemente tener directores más comprometidos, sino transformar estructuralmente la forma en que los directorios operan:
- Rediseñar agendas: Establecer que al menos 50% del tiempo de cada sesión se dedique a temas de impacto social, no administrativos.
- Incorporar la voz beneficiaria: Incluir sistemáticamente testimonios o representación directa de beneficiarios en las sesiones de directorio.
- Medir lo importante: Crear cuadros de mando que reporten principalmente indicadores de impacto social, no solo financieros.
Para reflexionar en su directorio:
- ¿Cuánto tiempo de sus sesiones dedican a discutir el impacto real en sus beneficiarios versus temas administrativos?
- ¿Cuándo fue la última vez que los directores visitaron las operaciones en terreno o conversaron directamente con beneficiarios?
- ¿Podrían sus directores explicar claramente cómo su trabajo está transformando la realidad social que abordan?
La diferencia entre administrar recursos y crear valor social no es semántica, sino fundamental. Los desafíos sociales de nuestra región son demasiado urgentes y complejos para conformarnos con directorios que simplemente custodien recursos. Necesitamos gobiernos corporativos que, además de administrar con excelencia, catalicen transformaciones sociales significativas y medibles.
No basta con hacer bien las cosas; hay que hacer las cosas correctas.