Autor: Alfredo Enrione – Director del Centro de Gobierno Corporativo y Sociedad
La escena es sutil pero reveladora: Durante la mañana, en el comité de auditoría, apoya fervientemente controles más estrictos. Por la tarde, en el comité de estrategia, argumenta apasionadamente por tomar más riesgos. En la cena con el controlador, coincide entusiastamente que hay que reducir costos. Al día siguiente, en el comité de personas, defiende aumentar la inversión.
Bienvenidos al arte del camuflaje corporativo.
El arte de no ser nadie
El director camaleón es un maestro de la supervivencia corporativa. Su habilidad principal no es aportar valor, sino adaptarse a cualquier contexto. Como el personaje de Woody Allen que cambiaba de personalidad según con quién hablaba, modifica sus opiniones según su audiencia.
La anatomía de la adaptación
El patrón es predecible:
- Con el presidente del directorio, es tradicionalista
- Con el CEO, es innovador
- Con el comité de auditoría, es conservador
- Con el comité de estrategia, es arriesgado
- Con el controlador, es lo que sea necesario
El costo real
Esta adaptación permanente tiene consecuencias graves:
- Decisiones sin rumbo claro
- Pérdida de perspectivas valiosas
- Debates superficiales
- Supervisión inefectiva
- Gobierno corporativo debilitado
La paradoja del sobreviviente
Lo más peligroso del director camaleón es su éxito aparente. Suele ser reelegido, participa en múltiples directorios, y rara vez genera conflictos. Es el director “perfecto” que está destruyendo el gobierno corporativo desde adentro.
Más allá del color de temporada
El directorio efectivo necesita:
- Voces consistentes
- Perspectivas genuinas
- Convicciones reales
- Debates honestos
El valor de la autenticidad
Un director efectivo:
- Mantiene sus principios independiente del contexto
- Aporta perspectivas genuinas aunque sean incómodas
- Construye credibilidad a través de la consistencia
- Genera valor real, no solo armonía aparente
Para reflexionar honestamente:
- ¿Cambian tus opiniones según quién está en la sala?
- ¿Tu búsqueda de consenso está comprometiendo tu valor como director?
- ¿Cuándo fue la última vez que mantuviste una posición impopular por convicción?
- ¿Eres un director o un camaleón corporativo?